Que conste que aquí uno respeta la copla, pero hay coplas...y coplas. "Los suspiros son aire y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar" son las grandilocuentes palabras de la inolvidable canción-sainete de nuestra Conchita Piquer. Y es que "La niña de la estación" tiene brega. Explica la historia de una joven más fina que un guante que desfoga sus instintos más bajos despidiendo a la gente en la estación de trenes, que si "adiós, señor buen viaje", que si "que usted lo pase bien". Entre pareado y pareado de Becquer, un tren descarrila y la niña, tipo enfermera de la Seccion Femenina, hace los primeros auxilios a un chulo que la deja traspuesta de amor antes de partir de nuevo. La moza, que es tonta de remate, se queda en la estación a la espera de que semejante chulángano venga a declararle su amor, pero como este no viene, va y se casa con el jefe de la estación. Pues eso...a falta de pan buenas son tortas. Pero es que aquí no se acaban las visicitudes de Adelina, que es como se llama la jovenzuela en cuestión, porque se le muere el maromo, ella enloquece y la tía loca va y le canta al fiambre eso de "adiós buen viaje...". Bueno, que no me extraña que la letra sea de Rafael de León muy dado a estas desgracias zarzueleras. Y es que la Piquer vive, ¡arggg!.
Videoclip: http://www.youtube.com/watch?v=LZrZL7THOIg
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Emepetrés: Enlace
1 comentario:
Sin duda, una canción precursora de las maravillosas "Penélope" de Serrat y "En el muelle de San Blas " de Maná, y de otra no tan maravillosa de Mocedades " La llamaban loca" (sugerencia para la urraca).
Aunque la de la Piquer es más pragmática por aquello de casarse con el jefe de estación.
Mayte
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